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Granada mantiene mil kilómetros de tuberías fabricadas con amianto

Cartel advirtiendo de los peligros por tuberias con amianto en Granada

Se trata en muchos casos de conducciones con más de 40 años, el periodo máximo de vida útil de un material prohibido desde 2002

 

Lo dice un informe elaborado por la Diputación. En la provincia de Granada sigue habiendo casi mil kilómetros de conducciones de agua potable fabricadas con fibrocemento, un compuesto utilizado durante décadas en la construcción que contiene amianto, un mineral fibroso con propiedades ignífugas y resistente a la abrasión, pero también gravemente perjudicial por su carácter cancerígeno. La pregunta es ¿hasta que punto este tipo de tuberías, por las que discurre el caudal que llega hasta nuestros domicilios, son perjudiciales para el organismo? Y la respuesta es que no hay respuesta. Que la propia comunidad científica opina a favor y opina en contra, por lo que se impone el principio de precaución consagrado en la Unión Europea. Al menos ésa es la tesis que defienden reputados expertos en esta materia como Alfredo Menéndez, catedrático de la Historia de la Ciencia de la Universidad de Granada y director del proyecto ‘Los riesgos del amianto en España (1960-2002)’.

Como explica el propio Alfredo Menéndez, diversos estudios han sugerido una mayor incidencia de cánceres gastrointestinales ligados a la ingesta de fibras de amianto en el agua. Sin embargo, otros trabajos de investigación epidemiológica, más amplios, no han sido concluyentes respecto a esa relación causa-efecto. Así lo recoge la propia Organización Mundial de la Salud (OMS). En este punto estamos.

La cuestión es que, hoy día, sigue habiendo 924.811 metros lineales de canalizaciones de fibrocemento. La mayor parte (566.042 metros) corresponde a la red de distribución, mientras que el resto (358.769 metros) son otro tipo de conductos. Estamos hablando de 924 kilómetros.Para que se hagan una idea, la distancia que separa Granada de Andorra. Las localidades donde se ha constatado una mayor presencia de este material en sus sistemas de abastecimiento son Almuñécar (52.593 metros), Pinos Puente (36.982 metros) y Alhama de Granada (35.723 metros).Hasta 152 pueblos aparecen en este listado elaborado por los servicios técnicos de la Diputación de Granada a raíz de una petición formulada por el Grupo Popular en enero de 2018.Las cifras están extraídas de la Encuesta de Infraestructuras y Equipamientos Locales del año 2017, recientemente aceptada por el Ministerio de la Presidencia y Administraciones Territoriales.

 

«No hay que olvidar que estamos ante el principal cancerígeno en el ámbito del trabajo en España»

ALFREDO MENÉNDEZ

 

 

El amianto-cemento se empleó durante décadas en las obras por su resistencia y durabilidad, pero también por su bajo coste y porque se podía moldear. Entre sus muchas aplicaciones, cabe destacar las placas onduladas para las cubiertas o lo que nos ocupa, las tuberías. También se utilizó desde comienzos del siglo XX en procesos industriales y manufacturas en sectores como el textil, el aislamiento térmico, la siderurgia, los barcos o la automoción. Se estima que en España se utilizaron 2,6 millones de toneladas métricas desde comienzos del siglo XX hasta 2002, cuando se prohibió –en España casi todo se importó;no hubo minería dedicada a la extracción de este mineral–. El ‘boom’ del consumo se produjo a mediados de los años setenta, casi una década y media más tarde que en el entorno europeo.

Una eclosión que fue a menos conforme se fue demostrando, evidencia tras evidencia, su impacto negativo sobre la salud de la población. «No hay que olvidar –asegura el profesor Alfredo Menéndez– que estamos ante el principal cancerígeno en el ámbito del trabajo en España». Las primeras restricciones de su uso se adoptaron en los setenta en Dinamarca y Estados Unidos y lentamente se fueron ampliando a otros países. En 1999 la UE aprobó una directiva que puso fecha a la prohibición total, en 2005.

 

La retirada del amianto, intervención de riesgo para personal especializado

Los riesgos del fibrocemento se multiplican cuando se produce una exposición directa con piezas, como una canalización o un tejado, que se han roto y que tienen que ser retirados porque están desprendiendo fibras cuya inhalación es muy perjudicial. Y ahí es donde entran en juego empresas especializadas como la granadina Gestión Integral del Amianto. Su director Francisco Garrido explica que el personal va provisto de equipos de protección personal (Epis) con mascarillas de tipo FFP3, con unos filtros tan tupidos que impiden que las partículas del amianto penetren en los pulmones por las vías respiratorias. También van provistos de unos monos que los cubren por completo.

Respecto a la formación, los operarios reciben una capacitación profesional específica para la manipulación de este compuesto, a lo que hay que sumar cursos de prevención y de trabajo en altura similares a los que hacen los obreros de la construcción. Todos los años se someten a controles específicos y se les realiza placas de tórax.

Las intervenciones requieren la instalación de unidades de descontaminación provistas de aspiradores y de duchas. Estos dispositivos tienen que ubicarse dentro del recinto donde se esté llevando a cabo la actuación. Posteriormente el transporte se realiza en sacas especiales de plástico de ochocientas galgas de grosor (0,2 milímetros). Estos sacos, donde entran entre trescientos y cuatrocientos kilos, deben estar perfectamente señalizados con pegatinas que adviertan sobre la peligrosidad de su contenido. Todo el material termina en los dos vertederos autorizados en Andalucía, en Córdoba y en Cádiz, aunque también existen puntos de acopio intermedio. Los residuos no reciben ningún tipo de tratamiento. Directamente son enterrados.

La gestión del amianto y sus derivados requiere una autorización. El departamento técnico de empresas como Gestión Integral del Amianto realizarán un Plan de Trabajo, cuya aprobación por parte de la Junta de Andalucía es imprescindible para iniciar los trabajos de desmantelamiento. El Plan se tiene que desarrollar durante un máximo de cuarenta y cinco días. Toda la actividad se rige por procedimientos metódicos especificados en un real decreto de marzo de 20016, por el que se establecen las disposiciones mínimas de seguridad y salud.

 

Peligros de inhalar amianto

Según Alfredo Menéndez, el principal peligro deriva de la inhalación de las fibras de amianto.Las tres principales patologías son la asbestosis o fibrosis pulmonar, el cáncer de pulmón y el mesotelioma, un tumor difuso maligno del mesotelio que puede afectar al peritoneo y al pericardio. Además de estas tres patologías, puede provocar cáncer de laringe y también otros males relacionados con la pleura, como placas y derrames, y la atelectasia redonda. Otro factor común es el largo periodo que puede transcurrir entre la exposición directa y el desarrollo de la enfermedad –hasta cuarenta años en algunos casos–. «Este hecho dificulta extraordinariamente el reconocimiento del origen del mal, ya que se manifiesta en muchas víctimas una vez abandonada la actividad laboral o el contacto con el riesgo», comenta.

En principio, mientras que las piezas realizadas con amianto están en perfectas condiciones, la afectación es menor o inexistente –es imposible definir niveles de seguridad, tal y como establece la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer–. ¿Cuál es el problema? Pues que la vida media de los materiales de fibrocemento se estima en cuarenta años, por lo que buena parte de lo que se instaló en España está llegando al final de ese periodo. Su deterioro implica, según Alfredo Menéndez, una creciente liberación de fibras. Los riesgos se disparan cuando se interviene sobre estructuras o se manipulan. «Pensemos en la reparación de una bajante», apunta Menéndez. Las personas más expuestas son las que realizan estas intervenciones, especialmente si no se siguen los protocolos y no se emplea la protección adecuada.

 

Fuente: Ideal Digital

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