Recientemente se ha hecho efectiva una sentencia del Tribunal Supremo por la que se indemniza a las mujeres de tres empleados de las fábricas de Uralita que estaban ubicadas en las localidades de Getafe y Valdemoro. De las tres mujeres afectadas por el amianto, una se encuentra ya fallecida.
Ya desde los años 40 se empezaba a sospechar la gravedad que suponía para la salud el inhalar las fibras del amianto, lo cual supuso un problema ya que muchas construcciones de nuestro país contenían este material que fabricaba la empresa Uralita. Por tanto, no era un proceso fácil es sustituir ese material tan instaurado en las construcciones, aún cuando se empezaba a conocer su gravedad para la salud.
Desde entonces han sido muchos los trabajadores afectados por la fibras de amianto, ya que se exponían al material a diario. Tanto es así, que en muchos casos su contacto con las fibras de amianto no solo afectó a los trabajadores que se exponían a él al trabajar con Uralita, sino que sus mujeres, que lavaban a diario sus ropas de trabajo también han sufrido graves daños para la salud.
Es por este motivo por el que durante los último años han sido centenares las denuncias que han surgido contra empresas en las que obligaban a sus empleados a trabajar con amianto.
El último caso lo encontramos en esta sentencia del Tribunal Supremo favorable a las mujeres de tres empleados de la empresa Uralita, las cuales, han sido indemnizadas por los daños colaterales para la salud que les ha supuesto el inhalar las fibras de amianto mientras labraban los monos de trabajo de sus maridos.
Además el Tribunal destaca que estos casos son claramente indemnizables, ya que, dichas mujeres ni siquiera eran empleadas de Uralita y resalta que la responsabilidad de las empresas no descansa únicamente en el control de las personas que trabajaban con el amianto sino también a aquellas que colateralmente se exponían a dichas fibras de amianto como son estas tres mujeres.
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